miércoles, 28 de septiembre de 2011

Loco a la vista

Habíamos hablado ya sobre él, me contó sobre su ex – novia, sobre su viaje y la maestría que estaba a punto de terminar. Habían pasado más de tres horas, sentados en la heladería, cuando empezó a contarme sobre una de sus hermanas, la de diescinueve años. Flavia era la última de sus tres hermanas, pero a pesar de la diferencia de edades, Rolo desde siempre había sido más cercano a ella. Fla, como él la llama, está en el tercer ciclo de su facultad y ha estado teniendo problemas a causa de un “loco” como Rolo lo describió.
La última vez que vi a Flavia fue hace un par de meses, llegaba sola al paradero. Estaba un poco agitada, pero apenas me vio, me saludó y de inmediato subió a su micro. Supuse que su apuro era por la hora, al vivir lejos de la universidad y con tantas cosas por hacer, su desesperación por irse no fue tan extraña. Lo que sucedía en realidad estaba relacionado con el “loco” que mencionó Rolo. Un chico obsesionado con Fla.
No pude defender mis ideas respecto al admirador de Fla porque Rolo tenía argumentos psicológicos “comprobados científicamente” a los cuales no supe qué responder. Lo que le dije fue que Flavia es una niña (no hay mucha diferencia de edad, pero así la veo) bonita y no es nada raro que tenga algún admirador secreto. Pero este “loco”, según Rolo, es más parecido a un neurótico. Parecido no más. Y no era tan secreto.
Gracias a la confianza que Flavia le tiene a su hermano, Rolo se enteró de las posibles estrategias que el chico aplicaría. Yo seguía convencida que era cualquier loco enamorado, capaz de hacer lo posible por llamar su atención. Sin embargo, muy aparte de los disparates que hacía estando cerca a Flavia, buscó el medio, casi efectivo, de saber más sobre ella. No parece ser díficil adivinar cuál fue. Al parecer consiguió alguno de sus correos y empezó a mandarle mensajes irracionales. Llegó a punto en que Flavia tuvo que dejar de usar algunos de ellos.
Lo que alarmó a Rolo fue lo que sucedió aquella vez que vi a Flavia subir a su micro. El neurótico admirador venía detrás de ella, pero no llegó a irse en el mismo colectivo. La siguiente oportunidad que tuvo la supo aprovechar, sin lograr hablarle. A él le gusta mirarla, y eso es lo que más temor le causa a Rolo. Con la intención de no preocupar tanto a su hermano, Flavia le aseguró que lo ignoraría si él intentara acercarse.
Lo que no sabe Rolo es que hace unos días hablé por el chat con Flavia y me contó que el “loco” y ella tienen amigos en común. El chico continua siguiéndola y de alguna manera, la asusta. No niega la posibilidad de que los presenten, aunque hará lo que pueda para que eso no suceda.